"La danza como modo de percepción del mundo,
del espacio, del tiempo,
de las contradicciones de cada época...
como provocación de movimientos espirituales."
La danza académica occidental ha adquirido connotaciones metafísicas, filosóficas y antropológicas, que no le son exclusivas. También se encuentran en las danzas étnicas, a veces poco comprendidas. Las danzas étnicas son difíciles de recuperar y/o transmitir por estar situadas en una serie de convenciones culturales contextualizadas, propias del espíritu social ritual. En el arte étnico -a veces erróneamente designado por oposición a la cultura hegemónica-, la danza tiene una cosmovisión que no es ajena a los signos sémicos de otras artes. La danza en este contexto recoge diversos sucesos que son recreados con un hondo contenido espiritual, metafísico y antropológico. La comprensión requiere, como sucede en cualquier situación de aprendizaje, deseo y predisposición para aceptar lo diferente. Los saberes y contenidos sémicos son dinámicos y evolucionan constantemente, por lo que resulta complejo transmitir inclusive de manera sucinta a sus propios danzantes. La disposición espiritual en este sentido, es "superficie y profundidad" del cuerpo. Desde este lugar, un artista comienza siendo por las transformaciones que su ser modela acompasado con el movimiento y la sensibilidad de la naturaleza de la cual es parte. La cosmovisión en las danzas étnicas se despliega en circunstancias vinculadas al ciclo vital, al hecho ritual o en integración con otras tareas, generando sincretismos culturales. En la danza académica el virtuosismo, la técnica y la destreza, giran en torno a objetivos y métodos específicos muchas veces anticipados, con valoraciones y caracteres propios, definiendo progresiones en el aprendizaje con el afán-implícito o explícito- de disciplinar y hacer uso depurado de una forma. La danza étnica busca o desea encontrar un estado espiritual –que es parte del Todo-, un paroxismo en donde la cognición, que prevalece en la cultura occidental, es suspendida para originar un estado de danza ritual. El cuerpo en dicho estado se aleja de la evaluación, el análisis y la interpretación estética. Las distinciones categóricas del pensamiento binario se disuelven ante los movimientos espirituales auténticos y genuinos; corporales. La experiencia extendida en el tiempo, y en otros tiempos, el aprendizaje que hace cuerpo, el pasar una y otra vez por un estado de danza, la repetición como armado de una erosión del cuerpo que desemboca en una forma no pre-definida, es lo que va generando lo que occidente denomina "técnica". La danza, la vida, la muerte, el nacimiento, los alimentos, la naturaleza, el mundo y sus múltiples formas, se aprenden en un borde espiralado de la conciencia, como si fuesen sueños evocados o recordados en el mismo estar danzando.
* Imagen editorial de la revista El Canelo Nº41, marzo de 1993. Un casamiento gitano.